INTRODUCCIÓN
“La vida siempre espera situaciones críticas para mostrar su lado brillante”. Paulo Coelho
Son muchas las habilidades mentales que se pueden trabajar desde la psicología aplicada al ajedrez para la mejora del rendimiento y, en este artículo, nos vamos a centrar en los diálogos internos.
A medida que aumenta el nivel de juego, los aspectos psicológicos de los jugadores van ganando mayor importancia en la competición y, en muchas ocasiones, son decisivos para el desenlace de la misma.
Estos recursos psicológicos propios (atención-concentración, toma de decisiones, regulación emocional) son habilidades y capacidades que se pueden entrenar y optimizar.
Existen diferentes formas de trabajo psicológico con los jugadores de ajedrez aunque aquí, por motivos de espacio, dividiremos estos trabajos en tres momentos muy conocidos en cualquier deporte y en dos formatos.
El trabajo se podría hacer antes, durante y después de la competición. Y el entrenamiento a realizar podría hacerse de forma grupal y/o individual (lo ideal, sería compaginar ambas modalidades en un trabajo a lo largo de las tres fases).
Por motivos de espacio es imposible describir cada uno de los detalles que se pueden trabajar en estas fases y la atención se centrará en uno de los aspectos más recurrentes entre los ajedrecistas: el diálogo interno negativo.
DIÁLOGOS INTERNOS NEGATIVOS
Cuando los diálogos sirven para restar
Los diálogos internos son uno de los fenómenos más habituales que se da en la práctica deportiva. En ajedrez, estos mensajes son incluso más recurrentes por la propia naturaleza del juego.
Se define diálogo interno como el diálogo personal manifiesto o no, en el que el deportista interpreta los sentimientos, percepciones y convicciones, y se proporciona así mismo instrucciones y reafirmaciones. Estos mensajes, que en ocasiones pasan desapercibidos para el propio jugador, son de vital importancia para el fluir de la partida. En ajedrez, por ejemplo, son más o menos habituales afirmaciones del tipo:
¡Otra vez lo volví a hacer! Tenía clara ventaja y he vuelto a desaprovechar la situación. No me entero de nada…
¿Por qué no habré hecho hace cuatro jugadas Ag5 que me dejaba en una posición excelente? Mira en la porquería de posición que estoy ahora.
Esto son solo dos ejemplos muy sencillos y concretos del tipo de diálogos internos más habituales que se producen. En muchas ocasiones, son inevitables.
Lo importante no es que aparezcan sino qué hace el jugador con estos mensajes, cómo puedo gestionarlos durante la partida teniendo en cuenta que tiene un tiempo limitado en la misma. Muchos jugadores entran en un bucle del que ya no pueden salir.
El jugador comienza con mensajes negativos por alguna circunstancia de la partida. Es imprescindible ver qué hecho concreto le lleva a los mensajes negativos.
Esos mensajes negativos generan la idea de la oportunidad perdida, la sensación de que jugando de otra forma hubiera conseguido más. Y esto, inevitablemente, lleva a la desconexión de lo que está sucediendo en el tablero.
Se pierde el hilo del presente para culparse del pasado (la oportunidad perdida) y preocuparse por el futuro (el resultado), sin ver qué es lo que ahora mismo puede hacer, cómo están las piezas situadas y cómo puede afrontar el resto de la partida con la máxima tensión para ponerle al rival los máximos obstáculos posibles.
Y así, de nuevo, volverán a aparecer nuevos mensajes negativos que continuará alimentando con el mismo proceso anterior.
ROMPIENDO LOS DIÁLOGOS NEGATIVOS
Aprendiendo a cortar el círculo vicioso
Estos mensajes negativos solo sirven para hacer disminuir la confianza y la concentración del jugador. Y, de esta manera, será mucho más fácil que vuelva a cometer errores y pierda la partida.
Pero, ¿qué puede hacer con estos mensajes que le atormentan?
Cuando se trabaja con este tipo de mensajes, una de las cosas que se puede pedir es tomar conciencia de estos mensajes. Escucharlos unos segundos sin intentar hacer nada con ellos, simplemente, observarlos. Esto, en un primer momento, choca rápidamente con la lógica pues lo que se quiere conseguir es no tener esos pensamientos.
Generalmente, es complicado cambiar y/o modificar algo sin tomar conciencia de ello, sin verse y reconocerse. Así, en lugar de intentar modificar el pensamiento, se observa dicho pensamiento. Esto tiene relación con la conocida intención paradójica, tan utilizada en psicoterapia.
El segundo paso, consistiría en utilizar un método de relajación aplicado que previamente se habrá trabajado y/o entrenado.
Por último, y una vez realizados los dos pasos anteriores, se puede lograr la modificación de dichos mensajes negativos por otros que le ayuden a conectar de nuevo con la posición.
Estos nuevos mensajes positivos se habrán trabajado y entrenado previamente, y servirán para afrontar la partida de la mejor manera posible.