Era el año de 1972 cuando se enfrentaron, en Reikiavik, Islandia, el Campeón mundial de ajedrez Boris Spassky, contra el retador Bobby Fischer. Probablemente ningún encuentro por el campeonato mundial haya suscitado, ni antes, ni después, mayor expectativa en el mundo extrajedrecístico. Boris Spassky quedó con aquella imagen de campeón derrotado y su otrora brillante carrera pasó a un segundo plano al ser Robert James Fischer el ganador del Match del Siglo. Se nos ha olvidado, en la euforia occidental por el triunfo de Bobby, que, sin la caballerosidad de Spassky y su insobornable ética deportiva, nunca el joven norteamericano hubiera llegado a la cima del ajedrez mundial. Sin embargo, el GM Svetozar Gligoric, en su hoy clásico libro sobre ese histórico encuentro, nos advertía que Spassky, a diferencia de Fischer, sí había un verdadero niño prodigio -en 1947, con solo 10 años, ganó a Botvinnik en una simultanea- mientras Bobby, solo probaba las mieles del éxito en la adolescencia.
Spassky ha sido quizá, uno de los campeones mundiales más subestimados, pero, recordemos que, de las cinco partidas que jugó contra Fischer, entre del año 1960 al 1970, Bobby no vio la luz de la victoria en ninguna, perdiendo tres y empatando solo en dos, para un resultado de 4 a 1 en favor de Spassky a quien la dirigencia soviética tenía por delante de Tal y Petrosian, como el sucesor de Botvinnik o Smyslov. Es digno de recordar que, para 1952, un joven llamado Misha Tal lo admiraba e iba a ver sus partidas para aprender de sus análisis. El joven Boris fue, en los años cincuenta del siglo XX, el primer jugador en conseguir el Campeonato mundial juvenil y ser Candidato al título mundial, antes de llegar a los 20 años.
Pero fue en marzo de 1996, gracias a la amistad del MI Boris de Greiff con Spassky, iniciada quizá, en la Habana, durante el Torneo Capablanca de 1962, cuando, después de varias invitaciones de Boris de Greiff, el décimo campeón mundial de ajedrez aceptó llegar a Colombia, para ofrecer varias exhibiciones de simultáneas y un par entrevistas. Dado que, por aquellos años, conversaba con frecuencia con De Greiff sobre la historia del ajedrez colombiano, me enteré de primera mano de la visita de Spassky a Bogotá y fui invitado a la primera sesión de las tres sesiones de simultáneas. Pero, además de participar en las simultáneas, quería conversar con Spassky. Se lo manifesté a De Greiff y este me dijo que asistiera a una rueda de prensa en el aeropuerto a su llegada. Esta no se dio por el obvio cansancio del excampeón mundial luego del viaje trasatlántico.
El diálogo con Spassky lo reprogramó De Greiff para una hora antes de la primera de las simultáneas. Efectivamente el maestro De Greiff me dijo que fuera un par de horas antes y en una salita pequeña VIP, del recinto para Ferias de Bogotá, me presentó ante el GM ruso como escritor e historiador del ajedrez colombiano. Empezamos el diálogo con la pregunta sobre la “Escuela Soviética”. Allí repitió básicamente lo mismo que ya había dicho en su entrevista publicada en la revista New in Chess # 2 de 1988: que lo de “soviético” era pura política propagandista, que se podía hablar más bien de mentalidades alemanas, rusas, o judías en ajedrez, pero no” soviética”. Pero lo más interesante para mí en ese momento, llegó cuando le dije que me explicara un poco más aquella afirmación suya de que “Karpov poseía un talento más natural para el ajedrez que Kasparov.” Allí fue cuando empezó a decir, ayudándose con sus manos y extendiéndolas como por encima de un imaginario tablero de ajedrez: “…si usted los coloca a ambos frente a una posición desconocida… Karpov se orientará más rápidamente”.
Para la partida en las simultáneas, preparé, con la ayuda de mi amigo Osvaldo Orozco, la variante Mikenas en el ataque de los cuatro peones de la Defensa Alekhine, sabiendo que responder a 1.e4 con 1…e5, hubiera un harakiri contra el sumo pontífice del Gambito de Rey. Así, El ex campeón del mundo fue despachando uno a uno todos los que osaron ingenuamente aceptar su mortal Gambito, mientras el suscrito le planteaba aquella variante, poco usual, a la cual Keres dedicó muchas horas de análisis y Timman, en su libro “El Arte del Análisis”, empleó más de diez páginas para desglosar la extraordinaria partida Bronstein - Liuboievic, Petrópolis, 1973.
Cuando el histórico excampeón mundial me ofreció cortésmente Tablas, sentí una inmensa complacencia, confirmando a la vez que mi preparación no había sido en vano y que, 20 minutos de amistosa y filosófica conversación habían rendido gratísimos frutos. Spassky, originalísimo cultor del mundo mágico de los escaques, hizo fantásticas jugadas contra Avtonomov, Smyslov, Bronstein, Geller, Averbakh, Peshayev, Korchnoi, Andruet, Langeweg, Larsen, Geller, Petrosian, Kostro, Byrne, Gheorghiu, Seirawan.
Maestro Nacional de la Federación Colombiana de Ajedrez. Autor del libro Ajedrez Magistral Colombiano. Profesor de la Universidad del Atlántico