Veo en la lucha ajedrecística un modelo pasmosamente exacto de la vida humana, con su trajín diario, sus crisis y sus incesantes altibajos
Gary Kasparov
El Banco es un municipio colombiano ubicado en la parte norte del Departamento del Magdalena. Conocido por su ubicación estratégica sobre el rio Magdalena, es un importante centro turístico y comercial. Este municipio vio nacer al MI colombiano José Antonio Gutiérrez el 26 de Septiembre de 1943. Con 80 años cumplidos, José Antonio es el maestro colombiano más longevo y que se mantiene aún en actividad.
Según las estadísticas que juiciosamente recopila Oscar Consuegra, a lo largo de su historia ajedrecística Colombia ha contado en su totalidad con 52 Maestros Internacionales, de los cuales 36 se mantienen aún en actividad. José Antonio fue el cuarto en conseguir este galardón (después de Luis Augusto Sánchez, Miguel Cuéllar y Carlos Cuartas); sin embargo, es quien más se ha mantenido en actividad, siendo el único MI colombiano que ha superado la barrera de los 80 años.
Para realizar esta semblanza, visito a José Antonio en su lugar de residencia al norte de Bogotá. Es un sitio acogedor y tranquilo. La sala adornada con bonitas pinturas también tiene en sus paredes numerosos recuerdos y recortes que plasman su trasegar en el ajedrez. Fotos con personajes famosos del juego ciencia, de encuentros ajedrecísticos en olimpiadas, en campeonatos nacionales, en abiertos internacionales y hasta enmarcados los títulos internacionales otorgados por la Fide. Me llama la atención en particular una foto tomada previamente a la Olimpiada de Skopje en la antigua Yugoslavia, donde se le ve en compañía de los demás integrantes de equipo colombiano (Carlos Cuartas, Juan Minaya, Bernardo Fernandez y Boris de Greiff) todos en sudadera realizando una intensa actividad física en el coliseo El Salitre en Bogotá. ¡Me pareció un poco surrealista ver, sobre todo, al MI Cuartas en sudadera trotando!
“Empecé a jugar ajedrez a los cinco años”, comienza a relatar José Antonio. “Me enseñó a jugar mi papá. Jugaba con unas piezas que eran de mi abuelo, pero debo admitir que en un principio no me gustaba demasiado el ajedrez. Fue en un viaje que hice a Barranquilla a jugar un torneo de 2ª categoría y donde hice 11 puntos de 11 posibles donde comenzó mi verdadera pasión por el ajedrez. Tenía 18 años. Ahí pasé a primera categoría y ahí quedé cuarto, pero recuerdo especialmente que allí le gané a Nicolás Goenaga, maestro guajiro quien por entonces era un excelente jugador. Fue allí donde me di cuenta que tenía disposición y talento y decidí tomarme el ajedrez más en serio. A los 20 años viajo a Bogotá a realizar mis estudios acá en la Universidad Distrital y comencé a visitar los diferentes clubes de ajedrez. En especial, iba mucho en el centro de la ciudad, al café Bolívar y allí me quedaba tardes enteras viendo jugar a Luis Augusto, a Cuéllar, a Borja. Aunque era muy novato en el tema del blitz, comencé también a jugar y al principio me costaba mucho, sobre todo con el tema del tiempo, porque si me ponía pensar me apuraba mucho y se me caía la bandera y si jugaba rápido entonces dejaba las piezas en el aire. Fue con mucha práctica que fui mejorando y alcanzando el equilibrio”.
Es interesante siempre saber qué literatura y qué libros marcaron la carrera ajedrecística de un maestro desde sus inicios y José Antonio también tiene algo qué decir al respecto. “En general yo poco estudiaba ajedrez pero puedo decir que un libro que me marcó mucho desde que lo leí por primera vez fue el segundo tomo del Tratado General de Ajedrez de Roberto Grau, el de táctica. Recuerdo que lo estudié incluso sin tablero, reproduciendo las partidas y las posiciones mentalmente. Ese libro marcó mi estilo porque siempre me he considerado un jugador táctico”. (En este momento me viene a la mente una historia que se cuenta del Gran Maestro peruano Julio Granda, un talento natural inmenso pero que durante su carrera fue poco dado a estudiar juiciosamente. Alguien en Argentina le envió un paquete con los cuatro tomos de Grau pero por algún problema en el correo, solo le llegaron dos tomos. Si con solo dos tomos llegó hasta donde llegó, qué tal que le hubieran llegado los cuatro tomos…!!).
José Antonio logró su título de MI en el año 1972 en el Torneo Centroamericano y del Caribe en Bogotá donde logró una actuación superlativa. En ese año también ganó el torneo Internacional Fabricato en Medellín. “En ese torneo jugué muy buenas partidas y el premio fueron 5.000 mil pesos”, recuerda José Antonio. “Allí le gané a varios jugadores cubanos y como ellos se dieron cuenta de mi fuerza de juego, me comenzaron a invitar a torneos en Cuba. Allí gané dos torneos Capablanca in Memoriam en el grupo maestros “.
El maestro Gutiérrez jugó en total en más de 15 campeonatos nacionales, pero sin embargo a pesar de su notables actuaciones nunca pudo ser campeón. “Fui cuatro veces subcampeón. Mi primer nacional lo jugué en Bucaramanga en el año 65. Era un jugador muy empírico, casi no estudiaba ajedrez, pero a pesar de eso logré terminar en la mitad de la tabla. Fue años después que comencé a estudiar con más disciplina y, obviamente, esto influyó también en una mejora significativa en mi ajedrez. Siempre he sido un jugador muy táctico y eso complicaba mucho a mis rivales. Luego jugué muchos nacionales más y casi siempre terminé en la parte alta de la tabla. También fui más de 10 veces campeón distrital de Bogotá, en épocas que el campeonato distrital era un torneo muy fuerte. Y dos veces campéon nacional por equipos y dos veces campeón en los juegos nacionales universitarios. Según mis cuentas, le gané a más de 30 campeones nacionales de diferentes países y también tengo el record de partidas simultaneas en Bogotá: jugué contra 150 tableros en la Plaza de las Nieves ”.
José Antonio también fue habitual participante en Olimpiadas mundiales representando a Colombia durante las décadas delos 70s y 80s. Jugó en total 7 olimpiadas y su actuación se puede resumir así:
• 1972, segundo tablero en Skopje (+1, =5, -11)
• 1978, segundo tablero en Buenos Aires (+5, =2, -4)
• 1982, tercer tablero en Lucerna (+5, =2, -2)
• 1984, tercer tablero en Tesalonica (+2, =2, -3)
• 1986, cuarto tablero en Dubai (+4, =5, -3)
• 1988, primer suplente en Tesalonica (+6, =1, -2)
• 1992, primer suplente en Manila (+3, =0, -1).
“Jugar olimpiadas siempre fue una experiencia muy gratificante para mi. Encontrarse con campeones y ex campeones mundiales y lo mejor del universo ajedrecístico en un solo sitio es algo que cualquier ajedrecista desea. En el año 72 la olimpiada se jugó en Skojpe y allí logré trarme un recuerdo de Mikhail Botvinnik el patriarca del ajedrez soviético. Yo había terminado mi partida y estaba saliendo del sitio de juego cuando en uno de los corredores vi que venía Botvinnik. Pensé que no podía desaprovechar esa oportunidad de conseguir su autógrafo y subí rápido a la habitación y saqué el primer libro que encontré para que me lo firmara. Afortunadamente Botvinnik no sabía español porque el libro que me firmó fue el del campeonato mundial de 1960 donde perdió con Tal y escrito por el mismo Tal !! José Antonio también ofició como como capitán del equipo colombiano en dos ocasiones: en femenino en Bled en 2002 y en el masculino en 2004 en Calvia. También posee el título de árbitro internacional Fide.
Pregunto a José Antonio por sus influencias en cuanto a jugadores, quiénes marcaron su estilo y con quiénes se identificaba más. “A mí siempre me encantaron Fischer y Tal. De Fischer me gustaba su juego armonioso y su precisión técnica, pero que no le impedían lanzar ataques poderosos cuando así lo exigía la partida. Y de Tal me gustaba su juego creativo e intuitivo. De Tal fue que aprendí a jugar la defensa Indobenoni que fue siempre mi preferida contra el peón dama”.
Cuáles considera que son sus mejores partidas, sus mejores creaciones sobre el tablero? “Tengo varias partidas muy interesantes. Hay una partida que le gano a Oscar Panno en un torneo Santa fé de Bogotá. Por la calidad del rival considero que es una de mis mejores producciones. En un momento dado él me ofrece tablas pero yo pensé un rato y vi que podía solucionar la partida por medios tácticos y así lo hice. Otra partida muy buena es una que le gané a Gildardo García, también en un Santa fe de Bogotá. Le sacrifico en una pieza en la apertura. Fue un sacrificio más bien intuitivo pero que a la larga me deparó la victoria. Otra partida muy interesante es una que le gané al GM norteamericano John Fedorowics, en una de mis líneas favoritas que es al ataque Sozin que lo aprendí de Fischer. Recuerdo que él presuntuosamente hacía su jugada y se paraba de la mesa, hasta que alguien le dijo ´Ojo, que ese es maestro internacional’ y ya no se paró más, aunque ya estaba perdido por ataque.
“El ajedrez ha sido mi vida. Es como un virus”, me responde José Antonio cuando le pregunto que ´ha significado el ajedrez para él. “Se pega pero no se quita”. Aquí no puedo substraerme de recuerdos literarios y no evito traer a colación la novela “La Defensa” de Vladimir Nabokov. Allí el personaje principal – Luzhin – es un joven inadaptado que descubre en el ajedrez una razón para vivir. Y a partir de allí, de que en su cuerpo y en su alma aparece el ajedrez como una obsesión “se sumergió con melancólica pasión en nuevos cálculos, inventó combinaciones y vagamente comenzó a intuír la clase de defensa que le era necesaria: una defensa deslumbrante…. A partir de ese momento, no habría descanso para él”. Haciendo un parangón con lo que menciona José Antonio, es imposible no llegar a una inevitable certeza: el ajedrez te atrapa y no te suelta, te hipnotiza y te subyuga de tal forma que a partir de allí solo resta ser fuerte para no sucumbir ante su indescifrable belleza.
José Antonio continúa practicando ajedrez aunque “ya juego para evitar los estragos de la memoria”, dice entre risas. “Es una buena gimnasia mental . A mi edad ya uno no aspira a grandes resultados, pero sí a grandes satisfacciones. El ajedrez me hace sentir vivo y en actividad. Mi pasión por jugar no ha disminuido, pero yo ahora veo que no puedo ni veo necesario aprender más cosas en el ajedrez como para mejorar mi nivel”. En el excelente libro “Ajedrez para Cebras” del Gran Maestro inglés Jonathan Rowson se hace mención, de hecho, a este importante tópico. La opinión de Rowson es”… La idea esencial es que los jugadores con aspiraciones deberían dedicar mucho más énfasis a desarrollar su habilidad que a incrementar sus conocimientos. Esto significa que el trabajo de ajedrez debería estar menos concentrado en ‘aprender’ y más en ‘entrenar’ y ´practicar´, obligándose de paso a pensar…”.
Le indago al maestro Gutiérrez acerca de su opinión de la irrupción de la Inteligencia artificial en el ajedrez y dice “la inteligencia artificial obviamente ha hecho que el ajedrez progrese demasiado. Todo el mundo tiene acceso a la información y eso es muy importante, pero antes el ajedrez era mucho más arte, porque uno tenía que apelar mucho a la intuición y al talento en el tablero. No digo que ahora no, pero ahora el ajedrez se ha vuelto mucho más lineal; los módulos, por ejemplo, ya te dan una línea completa hasta la jugada 30 y desde ese punto de vista si se ha perdido un poco la belleza”.
José Antonio considera que el ajedrez es una actividad muy importante para la juventud. Se puede practicar a cualquier hora y con quien sea y por eso “recomiendo que los niños y jóvenes de verdad vean este hermoso deporte como algo que les puede ayudar y brindar muchas satisfacciones en la vida”
José Antonio Gutiérrez es muestra de que con constancia y disciplina y, sobre todo, con una gran pasión y amor por el ajedrez se pueden alcanzar muchos éxitos en esta bella disciplina.
ALGUNAS DE LAS MEJORES PARTIDAS DE JOSÉ ANTONIO
Ingeniero de Sistemas Universidad Nacional - Universidad Católica de Colombia - Especialista en Gerencia de Proyectos Amo el ajedrez como deporte, ciencia y arte. Me gusta escribir sobre historia y literatura en general.