Entre los miles de compatriotas judíos que fueron arrastrados a campos de concentración por el ocupante alemán se encontraba el antiguo profesor de idiomas del Gymnasium de Doetinchem, Jonas Ephraïm Cauveren, nacido el 17 de marzo de 1883 en Haarlem. No estuvo entre los pocos que no fueron asesinados o sucumbieron al agotamiento y regresaron sanos y salvos a la patria, y cabe suponer que este talentoso compositor de problemas holandés perdió la vida en poder del enemigo. El mundo del ajedrez holandés llora la pérdida de este distinguido entusiasta del ajedrez y considero un honor destacar su importancia para los problemas de ajedrez en esta pequeña publicación.
Cuando, en la primavera de 1942, tenía planes de publicar una antología de 100 problemas de ajedrez de compositores holandeses contemporáneos y para ello me puse en contacto con varios compositores destacados, entre ellos J. E. Cauveren, para solicitar información y datos, éste dudó en acceder a mi petición, pues temía que, como judío, pudiera verse perjudicado si contribuía a esta obra. Sólo después de largas deliberaciones accedió a que se mencionara su nombre en "Nederland op z'n best" (Gouda, 1942), que sin él no habría dado una imagen exacta de lo que los solucionadores de problemas holandeses habían logrado en el ajedrez en el siglo XX.
Por último, Cauveren anunció que había producido unos 300 problemas y que el primero se publicó en 1904. Al hacerlo, se engañó a sí mismo, porque sólo en el Archivo Holandés de Problemas, que por supuesto casi nunca está exento de lagunas, hay 111 problemas de dos, 283 de tres y 3 de cuatro de Cauveren y contiene, entre otros, un problema de tres suyo, que se publicó en el volumen de 1901 del "Wiener Schachzeitung".
La lista anterior muestra claramente que Cauveren fue principalmente un compositor de tres obras. Por tanto, sus mayores y más importantes éxitos se sitúan exclusivamente en el campo de los tres sets. Empezó muy pronto a competir en torneos extranjeros de problemas y su famoso primer premio en el torneo de 1905 de la revista española "Journal Historial" es uno de los mejores tríos holandeses de principios de siglo.
El año 1910, en el que se compusieron sus números 2 y 4, además de otros muchos problemas excelentes, fue de gran actividad para Cauveren. Entre otras cosas, fue elegido secretario del "Bond van Nederlandsche Schaakproblemisten", presidido por L. A. Kuyers. No sé si esto se debió a que aún no había llegado el momento de hacer tales experimentos o a que el secretario no hizo suficiente propaganda de la nueva asociación, pero lo cierto es que la asociación tuvo una existencia corta y lánguida y desapareció al cabo de un año. En la "Nederlandsche Bond van Problemvrienden", fundada en 1931, Cauveren no desempeñó ningún papel importante, aunque fue miembro desde el principio y siempre mostró gran interés por las actividades de los socios.
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los problemistas holandeses tuvieron pocas oportunidades de participar en torneos en el extranjero. Los pocos torneos holandeses de problemas de aquellos años contaron con una buena participación de jugadores holandeses y la destacada posición de Cauveren entre los solucionadores de problemas de aquella época queda ilustrada por sus magníficas victorias en el primer torneo internacional de "De Maasbode" en 1916 y en el torneo internacional de la Federación Holandesa de Ajedrez en 1918.
Con el paso de los años, Cauveren se convenció de que no era apreciado en su propio país. Los problemas en nuestro país tomaban una dirección que no era la suya y se sintió un tanto faltado de respeto. Cada vez probó más suerte en el extranjero y cuando en los torneos del "Good Companion Chess Club", la organización internacional de resolución de problemas con sede en Filadelfia, no sólo se permitían partidas a dos, sino también a tres, se unió de inmediato y logró algunos éxitos notables. En aquella época, una victoria seguía a otra.
En total, Cauveren gano un centenar de premios nacionales y extranjeros, y tenía previsto publicar un folleto con todos sus galardones cuando se completaran los cien. No fue así y no es el momento de hacerlo ahora. Pero conviene recordar dos de sus mejores problemas de los años veinte, que corren el riesgo de caer en el olvido: los números 9 y 10.
Cauveren no ha vuelto a alcanzar la altura de un problema como el nº 10 desde entonces. De la misma época data el problema nº 11, rico en variantes, con una selección de posiciones de mate económicamente reales. Pero luego las cosas se ralentizan. Los éxitos de antaño no se materializaron, aunque esto no significa que Cauveren descendiera al nivel de un compositor de segunda categoría. Muchas más victorias, también en concursos internacionales, se sumaron a su ya considerable palmarés desde 1926. Sin embargo, la mayoría eran menciones honoríficas o especiales. Uno de sus mejores problemas, y también el último, es el nº 12.