“Un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad, un optimista ve una oportunidad en cada dificultad”. Winston Churchill
Con el presente artículo damos comienzo a una serie de artículos dedicada a los diferentes miedos que los jugadores pueden sentir. No nos vamos a centrar solamente en la partida en cuestión, si no en el antes y en el después: qué sucede en ese proceso de preparación a la partida y en la posterior gestión del resultado.
En este primer artículo vamos a centrarnos en unos de los fantasmas más recurrentes: el miedo a perder.
EL MIEDO: Diálogos en la partida “En la próxima ronda me toca X. Recuerdo que he jugado tres veces contra él, entablando una partida y perdiendo las otras dos". Es una lástima porque siempre me he quedado con ventaja y no he sabido rematar. Espero que en esta partida la cosa cambie. No me gustaría que volviera a suceder lo mismo y perdiera de la misma manera.
La verdad que es un buen jugador y creo que ahora mismo está en mejor forma que yo, pero es que claro, él tiene un entrenador particular y le dedica muchas horas más que yo a estudiar.
Voy a intentar jugar correcto y no dejarme ninguna pieza. Aunque bueno, quizá si logro una buena posición y le pido tablas, me las acepte. Sería un buen resultado para mí y además seguiría en una buena posición en el torneo.
Los siguientes comentarios son una vez iniciada la partida. ¡Vaya! Se me ha escapado este Ce4 del rival. ¡Y parece que es bastante buena la jugada! ¿Cómo es posible que no lo haya visto? Bueno, no pasa nada. Seguro que hay alguna jugada que me deja en buena posición, antes tenía clara ventaja…
Pero la verdad que no encuentro nada, ¿cómo puede ser? ¡Otra vez me va a pasar los mismo que en las otras partidas! -en este momento el movimiento de los pies bajo el tablero es muy evidente y el jugador cambia de posición corporal constantemente- Voy a centrarme de verdad en la partida, ¿qué sucede? ¿Cómo puedo seguir? ¿Estoy perdido? ¡No puede ser!
Si tuviéramos acceso a escuchar algunos pensamientos de los que suceden en ajedrez, podríamos llegar a escuchar estas palabras en la mente de algunos ajedrecistas. Aunque es un ejemplo inventado, creo que no está tan lejos de lo que les puede suceder a algunos jóvenes y que está relacionado con unos de los fantasmas más grandes: el miedo a perder.
Si atendemos a los diálogos del ejemplo, este fantasma se gesta mucho antes de la partida: cuando el jugador se entera que juega contra X. Ahí comienzan a aparecer una serie de pensamientos que solo sirven para mermar su confianza y generar inseguridad e incertidumbre en sus habilidades.
Comentarios como “No me gustaría que volviera a suceder lo mismo y perdiera de la misma manera” o “Voy a intentar jugar correcto y no dejarme ninguna pieza” son afirmaciones que se realizan en muchas ocasiones sin ser totalmente conscientes del daño que produce para nuestra confianza...