Benjamin Franklin fue uno de los líderes más influyentes del siglo XVIII. Participó activamente en la fundación de los Estados Unidos, siendo el único Padre Fundador que firmó los tres documentos fundamentales: la Declaración de Independencia (1776), el Tratado de París (1783) que puso fin a la guerra con Gran Bretaña, y la Constitución de los Estados Unidos (1787). Además de sus roles como impresor, científico, inventor y diplomático, Franklin mantuvo una relación constante con el ajedrez durante más de cinco décadas.
El vínculo más documentado entre Franklin y el ajedrez es su ensayo titulado “The Morals of Chess”, escrito en 1779 durante su misión diplomática en Passy, Francia. Fue publicado por primera vez en inglés en diciembre de 1786 en The Columbian Magazine. En este texto, Franklin expone que el ajedrez fomenta cualidades como la previsión, la circunspección, la perseverancia y la cortesía. El ensayo fue traducido al francés, alemán y ruso antes de 1800, y es considerado el primer tratado ajedrecístico escrito por un autor estadounidense.
Franklin utilizó el ajedrez como herramienta pedagógica. En su autobiografía, relata que durante su juventud, mientras estudiaba italiano con un amigo, acordaron que el perdedor de cada partida debía memorizar partes de la gramática o realizar traducciones. Este método se aplicó también al estudio del francés y el español.
Durante su estancia en Francia, Franklin jugaba con frecuencia con Madame Anne-Louise Brillon de Jouy, su vecina en Passy. En una carta, se disculpa por haberla hecho permanecer demasiado tiempo en su bañera cerrada mientras él jugaba ajedrez con otro invitado. Este episodio está documentado en su correspondencia personal.
En 1774, mientras residía en Londres, Franklin organizó partidas de ajedrez con Lady Caroline Howe. Estas reuniones sirvieron como cobertura informal para establecer contacto con su hermano, el almirante británico Lord Richard Howe, con el objetivo de explorar vías de reconciliación entre las colonias americanas y la Corona británica. Franklin menciona estas visitas en sus cartas, confirmando que el ajedrez facilitó el acercamiento político.
En 1783, Franklin jugó contra el autómata conocido como “El Turco Mecánico”, una máquina que simulaba jugar ajedrez pero que en realidad ocultaba a un jugador humano en su interior. Aunque sospechó del engaño, quedó impresionado por la ingeniería del dispositivo. Este encuentro está registrado en crónicas de la época y forma parte de la historia del Turco, que también enfrentó a figuras como Napoleón Bonaparte y Charles Babbage.
Franklin frecuentó el Café de la Régence en París, un centro ajedrecístico de renombre en el siglo XVIII. Allí coincidió con François-André Danican Philidor, considerado el mejor jugador de su época. Aunque no se conservan partidas registradas de Franklin, se sabe que jugaba con regularidad y que era considerado un jugador fuerte por sus contemporáneos.
En 1999, Franklin fue incluido en el Salón de la Fama del Ajedrez de Estados Unidos por sus contribuciones pioneras al pensamiento ajedrecístico y su influencia cultural.
Al final de su vida, Franklin expresó en cartas privadas que la política no podía jugarse como una partida perfecta de ajedrez, debido a la diversidad de intereses y opiniones. Sin embargo, mantuvo su aprecio por el juego como modelo de razonamiento y conducta.
Únete a nuestra comunidad octopuchess en: