Somos lo que hacemos reiteradamente. La excelencia, por tanto, no es un acto, sino un hábito.
Aristóteles
La voluntad de ganar no es tan importante como la voluntad de prepararse para ganar.
Bobby Knight
Entrenador norteamericano de baloncesto
La primeva vez que vi a Isolina Majul fue en 1986. Por ese entonces yo era estudiante de ingeniería y por las tardes, luego de clases, me iba de espectador al Club de Ajedrez las Vegas, en el centro de Bogotá, donde se jugaba el Campeonato Nacional Femenino. Isolina tenía apenas 13 años, pero ya tenía un título nacional en su haber. Me llamó la atención su concentración, su mirada fija dirigida hacia el tablero y un marcado aire de ensimismamiento y timidez. Años después, descubro esa misma serena presencia en su mirada, ese mismo aire de concentración y el mismo tono de timidez y seriedad que la ha caracterizado desde niña.
La Maestra Internacional Isolina Majul Martínez nació en Sincelejo, departamento de Sucre, el 25 de Noviembre de 1973. Sin embargo, su estadía en su ciudad de origen no fue demasiado larga, pues sus padres se trasladaron a varios destinos e Isolina termino viviendo en diferentes ciudades de Colombia. De hecho, sus padres vivían en Barranquilla cuando Isolina estaba a punto de nacer y faltando pocos días se trasladaron a Sincelejo y a los 25 días de nacida retornaron a Barranquilla. Los comienzos de Isolina en el ajedrez son similares a los de muchos de los ajedrecistas colombianos y del mundo, cuando en sus primeros años son los padres o familiares muy cercanos los que introducen a los niños en este maravilloso mundo. “Por ese entonces yo vivía en Cartagena y en mi casa todos practicaban ajedrez, mi papá, mi mamá, mis tíos, a todos les gustaba jugar. Y también por esa época funcionaba un club de ajedrez ahí mismo en mi casa, entonces se reunían varios amigos mis padres a jugar. Me imagino que viendo a mis papás y a los amigos de ellos jugar fue que yo aprendí, pues mis padres aseguran que ellos no me enseñaron directamente”.
Resulta curioso que, revisando la biografía de grandes maestros del tablero a través de la historia, no son pocos los que han aprendido a jugar de esta misma forma: es decir, mirando simplemente a los demás jugar. Es como si cada movimiento que observaban se convirtiera en una pieza de un rompecabezas que comenzaba a armarse en sus mentes, despertando una curiosidad que seguramente después se convertiría en obsesión. Mientras observaban en silencio las partidas de los demás, seguramente sus pensamientos se sumergían en un mundo de posibilidades infinitas, donde la lógica y la creatividad comenzaban a entrelazarse. Para la muestra estos casos de varios campeones mundiales:
• José Raúl Capablanca, considerado uno de los mayores prodigios del ajedrez, aprendió las reglas observando a su padre jugar. A los cuatro años corrigió un error que cometió su padre durante una partida.
• Magnus Carlsen, se interesó en el ajedrez desde los cinco años al ver a su hermana y su padre jugar.
• Bobby Fischer, comenzó a jugar a los seis años, después de ver a su hermana jugar.
• Garry Kasparov, comenzó a jugar al igual que Bobby a los seis años, después de ver a su padre y a su abuelo jugar.
• Viswanathan Anand, comenzó a jugar a los seis años, después de ver a su madre y a su hermana mayor jugar.
• Mikhail Botvinnik, comenzó a jugar a los 12 años después de ver a su hermano jugar.
• Vasily Smsylov, el séptimo campeón mundial comenzó a jugar a los 14 años, después de ver a su padre jugar.
• Tigran Petrosian, aprendió observando partidas en clubes de ajedrez en Armenia, antes de empezar a competir de forma seria.
Seguramente, algo similar ocurría en la mente de Isolina. Era en esas largas horas de observación donde nacería su pasión por el ajedrez, un fuego que, aunque imperceptible al principio, crecería hasta iluminar su camino al éxito. “Poco después que aprendí a jugar ya comencé a competir. A los cinco años vivíamos en Bucaramanga y jugué mi primer torneo oficial. Fue el torneo femenino de Bucaramanga. Allí finalmente hice 3 puntos de 7 posibles. Considero que fue un buen resultado teniendo en cuenta que yo tenía apenas cinco añitos y me enfrentaba ya con jugadoras mayores. En esa época había muy poquitos niños que jugaban ajedrez y mucho menos niñas. Luego nos trasladamos en Bogotá y allá seguí compitiendo y jugando torneos de la liga. A los siete años estando en Cartagena, jugué el departamental de Bolívar y allí salí campeona del departamento. Esto me dio derecho para representar a Bolívar en mi primer campeonato nacional en la Guajira en 1981, cuando tenía 8 años. En ese campeonato conocí a Adriana Salazar (quien a la postre fue la ganadora), a Teresa Leyva, a las hermanas Soler, a Ilse Guggenberger, entre las que recuerdo. A partir de ahí seguí jugando torneos oficiales, hasta que gané mi primer nacional que fue en los Juegos Nacionales de Villavicencio en 1984, a mis once años. Era un torneo individual y fui representando al Atlántico, pues para aquella época yo ya vivía en Barranquilla. Después de ese torneo ya nos establecimos definitivamente en Barranquilla”.
Quién fue tu entrenador durante ese periodo de tiempo? Fuiste autodidacta o hubo una persona en particular que te guió durante esos primeros pasos en el ajedrez? “Mi papá era mi entrenador. El me explicaba teoría y durante la semana también me dejaba bastante material y ejercicios para que yo los desarrollara. Así que yo también por mi cuenta estudiaba mucho. Ya a medida que pasaron los años tuve varios entrenadores: cuando viajé a Cuba tuve varios entrenadores del ISLA (Instituto Superior Latinoamericano de Ajedrez); después, cuando regresé a Barranquilla, entrené unos meses con el Maestro Rafael Mendoza y cuando estuve en España estuve entrenando con el Maestro Miguel Llanes. Pero durante mi infancia y mis primeros años compitiendo mi papá fue mi único entrenador y acompañante en todos los torneos a los que iba. Recuerdo que los primeros libros que estudié por aquella época fueron los tomos de Grau, los libros con la colección de partidas de Capablanca, los libros de Máximo Borrell para las aperturas, los libros de Román Torán especialmente los de táctica. Recuerdo que yo siempre andaba con un libro en el bolso, eran pequeños y entonces yo los cargaba en la maleta cuando estudiaba en el Colegio María Inmaculada en Barranquilla y en cualquier momento que tuviera libre lo sacaba y me ponía a resolver ejercicios de táctica, problemas, etc.
Después que saliste campeona nacional en Villavicencio, fue ahí cuando comienzas a ver tomar el ajedrez mucho más en serio, es decir, a verlo como una actividad ya realmente representativa en tu vida? “Yo pienso que tomé el ajedrez en serio desde antes, desde muy pequeña. Lo que pasa es que creo que como jugadora de ajedrez, y ahora como entrenadora también lo pienso así y mirando también la experiencia de otros entrenadores cómo entienden el proceso, consolidar una carrera en el ajedrez no es algo que se logra de un día para otro. Esto requiere mucho tiempo, dedicación, de mucho foco en el estudio, de ir a competir, ir ganando experiencia a través de la práctica competitiva. Ha habido algunos casos, que son más la excepción que la regla, donde en un tiempo corto se ha logrado consolidar una carrera ajedrecística, pero en general el proceso ajedrecístico requiere tiempo. Yo lo tenía claro desde muy pequeñita, que quería tomar el ajedrez muy en serio, pero fue solo hasta los 11 años que logré mostrar un resultado valioso a nivel nacional”.
Cómo definirías tu estilo en el ajedrez? Eras más de corte táctico, te inclinabas más hacia un estilo posicional o practicabas un estilo universal donde te acoplabas a todo tipo de posiciones? “Yo pienso que todo ajedrecista debe tener la capacidad de jugar todo tipo de posiciones porque nunca va encontrar uno un rival con el mismo estilo de juego; los hay muy tácticos y otros que son demasiado posicionales, así que hay que tener habilidad en ambas facetas; en mi caso particular pienso que me logré amoldar a ambos estilos. De acuerdo a la posición me sentía cómoda jugando posicionalmente pero cuando la posición exigía un tratamiento táctico tampoco lo rehuía. Yo hacia muchísimos ejercicios de táctica y por eso no se me dificultaba jugar así”.
Cuáles eran tus aperturas preferidas? Con cuáles te sentías mejor jugando tanto con piezas blancas como con negras? “Con blancas jugaba diferentes aperturas de acuerdo con el rival y la preparación. Jugaba peón dama, peón rey, aperturas irregulares; con todas me sentía bien y con negras mi predilecta era la Siciliana contra peón rey e India de Rey contra peón dama”.
La memoria. Ese tejido invisible que sostiene nuestra identidad, la brújula que guía nuestras decisiones y el puente que conecta el ayer con el ahora. No es acaso la memoria un acto de resistencia contra el olvido, un archivo de lo vivido, especialmente para aquellos a quienes el ajedrez ha representado un elemento importante en sus vidas? Se recuerdan personas, partidas, jugadas, posiciones, lugares, torneos, triunfos que nos hicieron volar y derrotas que nos hicieron sufrir. En este sentido, recordar es revivir y reconstruir, es perpetuar en nuestro interior una versión de lo vivido que evoluciona con nosotros. Somos la suma de nuestras memorias. Le pregunto a Isolina acerca de algún recuerdo especial, algún evento que tenga guardado en su memoria y que quiera evocar como algo significativo. “Recuerdo de manera especial dos eventos que recuerdo con mucho cariño: el torneo de juegos nacionales en Villavicencio. Yo estaba muy ilusionada de jugar allí, tenía unas amigas llaneras que me dieron datos sobre la ciudad y que incluso, me enseñaron a bailar joropo; además, estaba representando al Atlántico ya de manera oficial. Y fue mi primer triunfo a nivel nacional cuando apenas tenía 11 años. El segundo recuerdo es el primer nacional de mayores que gané en el año 87 en Ibagué a los 13 años”.
Isolina ha sido campeona nacional en 7 oportunidades. Se mantiene en la tercera posición en cuanto a campeonatos nacionales ganados después de Adriana Salazar (9 veces) e Ilse Guggenberger (8 oportunidades). Sus triunfos han sido así:
Ibagué - 1987
Armenia - 1989
Bogotá - 1990
Bogotá - 1991
Bogotá - 1997
Pensilvania - 1998
Cali - 1999
En cuanto a olimpiadas mundiales, Isolina representó a Colombia en dos oportunidades: 1996 en Yerevan (Armenia) y 1998 en Elista (Rusia). Su actuación se resume en un total de 23 partidas jugadas, 10 partidas ganadas, 5 partidas empatadas y perdidas, para un total de 12,5 pts de 23 posibles y un 54% de rendimiento. “Las olimpiadas son eventos muy especiales definitivamente. Lo que más recuerdo es ver a los mejores jugadores del mundo reunidos todos en un mismo espacio. Ver a los rusos, los chinos y demás seleccionados fuertes del mundo jugar ahí al lado de uno es indiscutiblemente algo muy emocionante”.
El palmarés de Isolina en su carrera ajedrecística es, de por sí, impresionante: 21 títulos nacionales en total, contando las categorías infantil, prejuvenil, juvenil y mayores. A los 13 años ya había sido campeona nacional en todas las categorías en la rama femenina (hasta ahora es la única ajedrecista que ostenta este récord). A los 11 años fue sexta en el Mundial de Cadetes en Israel.
En el año 2001, Isolina viajó a España y se estableció allí por un espacio de 12 años. “Yo llegué a España y comencé a formar parte del grupo de entrenadores de la Federación de Ajedrez de La Palma en Canarias. De igual manera, allí seguí compitiendo por el club de ajedrez y participé en muchísimos campeonatos. Uno que recuerdo especialmente es el campeonato regional de Canarias; allí jugué en el torneo Open junto con hombres y salí campeona. Eso me dio derecho a representar a la región en el nacional masculino, pero lamentablemente no pude jugar porque en ese momento yo solamente tenía la nacionalidad colombiana. Estuve en España hasta el año 2013, enteramente dedicada al ajedrez. Sin embargo, también saqué mi título en Tecnología en Informática. Escogí esta opción porque precisamente por esa época comencé a darme cuenta de la importancia que la informática estaba tomando en la preparación ajedrecística, el papel de las bases de datos, las plataformas online y eso me llamó muchísimo la atención y pensé que podía ser un complemento ideal para mi rol como jugadora y entrenadora de ajedrez. Mi compañero de equipo era el MF Gustavo De La Cruz y con él y un grupo de chicos de la región a quienes entrenábamos, fuimos a campeonatos nacionales y europeos y, en general, obtuvimos buenos resultados. Logramos sacar, incluso, varios MFs y que tomaron el legado que nosotros dejamos y son los entrenadores ahora. Este éxito se debe en gran parte a la labor del presidente de la región, Luis Carlos Martí, porque el éxito de una liga o región en un país depende en gran medida también de tener una buena dirigencia. No se saca nada con tener una excelente preparación teórica y técnica si los ajedrecistas no tienen la oportunidad de competir. De hecho, en una ocasión tuvimos la oportunidad de pasar una temporada en la escuela de Kasparov en Galicia y recibir la visita de grandes maestros como Karpov, Miguel Illescas entre otros”.
Isolina logró su título de Maestra Internacional de manera directa al finalizar en segundo lugar (por desempate) en el Campeonato Zonal Centroamericano y del Caribe en Guatemala en Febrero de 1997. El zonal fue ganado por la cubana Maritza Arribas, en segundo lugar finalizó Isolina y en tercer lugar la MI ecuatoriana Martha Fierro.
Isolina retornó a Colombia en 2013 básicamente porque sus padres todavía viven en Barranquilla y para iniciar labores ya como docente y entrenadora de ajedrez. Le pregunto por su labor en el municipio de Malambo Atlántico y me cuenta la historia de su trabajo ajedrecístico allí: “Nosotros tenemos una escuela de ajedrez en Malambo, que está patrocinado y sustentado por la empresa Quintal. Allí desarrollamos una bonita labor social con los niños del municipio. Allí no se les cobra nada por las clases; tenemos niños en todos los niveles, desde principiantes, a niños de un nivel medio que aún no participan en competiciones formales pero que les gusta el ajedrez como medio para fortalecer sus capacidades cognitivas y también niños de un nivel ya superior, que han jugado nacionales y torneos internacionales. De hecho, dos de nuestros alumnos recién terminaron su participación en el Mundial de Cadetes en Montesilvano-Italia. Se trata de Nayade Ortiz Salcedo, quien compitió en la categoría Sub 8 y Gabriel Rueda Ahumada, quien lo hizo en la sub 12. Ambos lograron 5.5 ptos de 11 posibles. Y también está Jerónimo Estrada, que ganó medalla de oro y plata en el Panamericano Escolar de Ajedrez en Paraguay en Octubre en la categoría sub 7. Ellos tres surgieron de nuestra escuela en Malambo”.
De Malambo también son dos jugadoras que han sido campeonas nacionales Sub 20 en varias ocasiones. Se trata de Juliana Caicedo Anguila y Valentina Ruiz Jaraba: “Ellas han sido parte del proceso. Cuando yo llegué, ellas estaban entrenando con el profesor Edison Acosta. Después yo continué con ellas y posteriormente continuaron con su actual entrenador que es Miguel Carrillo”. Valga la pena mencionar que a Valentina Ruiz y a Miguel Carrillo les fue otorgado oficialmente el título de MF por parte de la Fide en el mes de noviembre, lo cual constituye una excelente noticia para el ajedrez del Atlántico y que muestra a las claras el progreso que ha tenido esta importante región del país en los últimos años. “Tenemos conformado un buen equipo de trabajo, junto con los maestros Edison y Miguel y otro grupo de entrenadores que tienen a su cargo la parte de promoción y afortunadamente nos ha ido bien. Tenemos un espacio físico muy amplio – 900 metros cuadrados – y tiene una ubicación privilegiada porque no está situado dentro del municipio sino en toda la carretera principal. Afortunadamente contamos con el apoyo de la empresa Quintal como ya mencioné antes; ellos nos ayudan con el pago del mantenimiento del espacio, el pago de los profesores, etc”.
Aparte de sus actividades con la escuela de ajedrez de Malambo, Isolina también desarrolla labores académicas en Barranquilla. “Me desempeño como docente en el colegio Parrish. Doy clases de ajedrez hasta prekinder como materia curricular y de kínder a quinto de primaria doy clases de tecnología, informática y robótica. Recientemente estuvimos en México compitiendo en un evento de robótica y nos fue muy bien. Académicamente terminé una maestría en neuro-pedagogía y actualmente estoy estudiando un doctorado en educación en la Universidad del Atlántico”.
Como ajedrecista, entrenadora y docente, Isolina tiene mucho que decir con respecto al papel que desempeña la informática en el entrenamiento y preparación del ajedrecista moderno: “Es una herramienta supremamente importante. Nos facilita muchísimo la tarea. Las labores que antes desarrollábamos de forma manual, como la búsqueda de bases de datos, posiciones, etc, ahora se realizan en segundos. Aparte, las plataformas para jugar on-line, la práctica de táctica online, el entrenamiento de aperturas, etc. hacen que la informática sea una herramienta fundamental para que un jugador logre un nivel superlativo en poco tiempo. Lo que corresponde a nosotros como docentes y entrenadores de ajedrez es orientar a los niños en cuanto a ser sabios con la utilización de la tecnología. A pensar antes de actuar cuando se use la tecnología, a inculcarles la responsabilidad que el uso de la tecnología puede traer consecuencias tanto positivas como negativas, dependiendo del uso adecuado que se le de”.
Tu juegas en línea? “Sí, tengo usuario y a veces juego en línea en Lichess. Me encanta jugar. Cuando tengo algún tiempo libre, juego mis partidas, practico ejercicios de táctica.
Te das nostalgia a veces estar alejada del tablero? No extrañas la competencia? “Sí, la verdad sí. Y quise volver, pero desafortunadamente el tiempo no me daba. Tengo mis responsabilidades como docente en el colegio y con la escuela de Malambo; además mis estudios de doctorado. Yo estuve a punto de jugar en los últimos juegos nacionales representando al Atlántico pero me di cuenta que era humanamente imposible, porque yo cuando compito me gusta aislarme del mundo por completo para dedicarme solo a la competencia, pero con todas las actividades y responsabilidades que tengo, vi que no era posible, así que tomé la decisión sensata de no jugar. Tal vez cuando termine mis estudios ya pueda pensar seriamente en volver a competir porque ya me quedaría más tiempo libre”.
Alguna partida que recuerdes en particular, que cuando llega a tu memoria te trae algún recuerdo grato? “Recuerdo en particular una partida que jugué en un mundial de cadetes en Puerto Rico en 1986, contra el francés Joel Lautier, que después fue gran Maestro y estuvo entre los mejores jugadores del mundo. La partida fue tablas, yo tenía un peón de más. La recuerdo especialmente porque esa fue la última partida que yo jugué aplazando en un mundial. Analizamos la posición con mi papá pero no había manera de obtener ventaja. El a la postre resultó ganador y la única que logró arrebatarle medio punto fui yo. En ese mismo torneo jugué contra Zsusza Polgar. Yo estaba totalmente ganada pero ella encontró de milagro una jugada que le dio tablas por jaque perpetuo. En ese mundial me fue muy bien, porque con esa nómina tan fuerte logré finalizar en el octavo lugar”.
El ajedrez siempre ha sido una eterna constante en la vida de Isolina. Por lo tanto, siento que tengo que hacerle la consabida pregunta: Qué ha significado el ajedrez para ti? “El ajedrez es el motor de mi vida. No encuentro palabras para expresar el agradecimiento infinito que siento por el ajedrez. Es indiscutible que yo me siento muy agradecida con Dios, con mi familia, con mis amigos, con muchas circunstancias de mi vida. Pero lo que siento por el ajedrez rebasa cualquier entendimiento. No solo por lo que el ajedrez me ha ofrecido de manera extrínseca: poder conocer el mundo, muchos países, ciudade, gentes, culturas, toda la experiencia que me ha permitido acumular, sino también por todo ese proceso interno que me ha servido para evolucionar como persona, como profesional, como docente. El hábito de pensar antes de actuar, el poder tener una responsabilidad cognitiva y poder tener la velocidad para enfrentar ciertos retos, y la toma de decisiones diarias a las que tengo que enfrentarme. Toda esa flexibilidad cognitiva la he aprendido en gran parte por la práctica del ajedrez. Puedo decir sin sombra de duda que el ajedrez en mi vida lo es todo”.
Garry Kasparov en su libro “Cómo la Vida Imita al Ajedrez” resalta que “la experiencia práctica es indispensable para progresar en el ajedrez. La teoría te da una base sólida, pero la presión de un torneo te obliga a aplicar ese conocimiento bajo circunstancias reales”. Kasparov subraya cómo el entorno competitivo “ayuda a desarrollar habilidades críticas como la gestión del tiempo y la toma de decisiones bajo presión”. Mark Dvorestsky, tal vez el entrenador ruso más famoso, en su monumental obra “Manual de Finales de Dvorestky” señala, en el mismo sentido de Kasparov, que “los torneos son el campo de prueba definitivo para cualquier ajedrecista. Solo a través de ellos puedes evaluar con precisión tu nivel de juego y aprender de tus errores”. Destaca que “la retroalimentación obtenida de las partidas competitivas es esencial para afinar estrategias y tácticas”. Traigo estas dos citas a colación porque tratando de escudriñar en la memoria de Isolina le indago por algún encuentro especial que haya tenido y que recuerde con particular aprecio: “Tuve la oportunidad de hablar directamente con Karpov, mientras estuve en España, y le pregunté algo específico relacionado con el entrenamiento. Y el consejo que me dio fue los que chicos para mejorar tienen que jugar. El entrenamiento sin práctica no sirve de nada. Eso es algo que yo le recalco a los padres y a los mismos niños. Jugar es fundamental. Ojalá que pudiéramos hacer muchos más torneos en el Atlántico y en la región Caribe en general, porque siempre resulta costoso para nosotros viajar al interior del país, porque en la medida que podamos competir en muchos más torneos de forma local, con seguridad el nivel de nuestros ajedrecistas se verá incrementado notablemente”.
Isolina Majul es un orgullo para el ajedrez en Colombia. Sus logros como ajedrecista a nivel nacional e internacional enaltecen el talento de la mujer colombiana y su preparación, su fortaleza, su mística y, sobre todo, su inmenso amor por el ajedrez hacen de ella un verdadero ejemplo para las generaciones actuales y venideras del ajedrez colombiano.
ALGUNAS PARTIDAS DE ISOLINA MAJUL
Artículo original publicado en la revista Peón, Edición Noviembre N°11, 2024.
Ingeniero de Sistemas Universidad Nacional - Universidad Católica de Colombia - Especialista en Gerencia de Proyectos Amo el ajedrez como deporte, ciencia y arte. Me gusta escribir sobre historia y literatura en general.