Hace poco me dijeron que: "esa bilis enferma por hablar abiertamente de las trampas en ajedrez" y tengo que confesar que no sé que es bilis, pero entiendo tal vez el sentido con el que se dijo.
En un país plagado de corrupción en prácticamente todos los niveles de la sociedad y donde gran parte de ajedrecistas promueven este tipo de prácticas corruptas, sin importar si son top o de niveles más bajos y que seamos pocos los que hablemos abiertamente del tema, intentando concientizar por lo menos a las nuevas generaciones y persuadir a uno que otro de los que ya lo tienen como costumbre a cambiarlo, me pregunto, ¿Tanto les duele sentirse aludidos? Pues seguiré hiriendo susceptibilidades ya que seguro mal para unos y tal vez bien para otros me he convertido en uno de los referentes modernos del ajedrez colombiano y contaré o más bien criticaré cada vez que pueda o me nazca, ya que confío en que algún día la sociedad colombiana se pueda civilizar como tantas sociedades que he tenido la fortuna de conocer gracias al ajedrez y deseo de corazón que muchos colombianos ojalá tengan la fortuna de vivir y tengo claro que puedo mentalizar con buenas prácticas éticas y RESPETO deportivo con sus demás colegas al menos a los jóvenes que apenas empiezan en este gremio e ir poco a poco limpiando a través del paso del tiempo el ambiente en el que puedo tener más impacto.
Gallego el tramposo
Remontemonos por un momento a julio de 2001. Recientemente había empezado en la liga de ajedrez y lo combinaba con el fútbol y coincidencialmente las sedes de entrenamiento eran bastante cercanas.
“Gallego, Gallegoo…” ¡Gritaban! Pero yo no escuchaba nada, me encontraba bastante concentrado mirando a lo lejos dos personas jugando ajedrez. En circunstancias normales esto no era un problema pero me encontraba siendo el portero en medio de un partido de fútbol de eliminatorias pre-pony (el torneo infantil más importante de Colombia) y me gritaban por que tal vez hubiera podido evitar el gol con el que nos dejaron al borde de la eliminación. Claramente mi técnico estaba muy ofuscado pues por ese descuido la ilusión de muchos de jugar en la famosa “marte” estaba al borde del abismo.
Pasaron unos cuantos días de aquel incidente. Se acababa un día normal de colegio y debía dirigirme al último día de entrenamiento para saber quienes serían los convocados para el próximo partido. Sofocado un poco mentalmente por el error que había cometido en el último partido estaba casi seguro que no me elegirían de nuevo así que me encontraba en el metro pensando si ir o no al entrenamiento, justo en ese momento sonaba por la bocina del metro…“Próxima estación Prado”, “Voy o no voy, voy o no voy” pensaba…cuando de repentinamente siento un fuerte golpe que me sacó del vagón! Habia sido un señor bastante obeso que iba con algo de prisa y se llevo todo lo que tenía por delante para poder salir!
¡Había perdido la noción del tiempo y eran las 7pm! De repente salgo corriendo hacia la oficina de la secretaría a pedir el teléfono; “mamá ya voy!” Pues había estado jugando ajedrez desde las 3pm pero la verdad parecía que había acabado de llegar! Y normalmente no llegaba tan tarde a la casa pues vivía a poco más de una hora de aquel emblemático lugar para los ajedrecistas paisas, la liga vieja, donde muchos recuerdos y nostalgia generan incluso de solo caminar años después por las calles cercanas, pero a decir verdad un lugar no muy adecuado para que un niño de 12 años saliera solo a buscar transporte! Y bueno ese solo fue como me decanté por el ajedrez y no ser quien le dañara la carrera a David Ospina ;).
Pasaron pocas semanas y ya ganaba mi primer semillero sub12 y eso me impulsaba y me motivaba aún más. Cada día veía como mejoraba y como iba alcanzando rápidamente a los mejores niños que habían en la liga en ese momento.
Desde que había llegado a la liga siempre se hablaba del torneo de semana santa y yo novato me moría de ganas por participar en mi primer abierto.
Se acercaba la fecha del torneo y las ansias me carcomía pero me seguía preparando en aquella época con Chessmaster 5000 sino estoy mal con el nombre y también lo hacía con las revistas de Alfil Dama que usualmente era el premio de todos los semilleros de niños. Recuerdo que fue un torneo bastante espectacular y el salón central donde se ubicaban las primeras mesas era siempre el objetivo de los que íbamos en ascenso el solo entrar a esa sala era un gran logro! La memoria no me alcanza para recordar si entré al “salón de la fama” como le apodaban, pero ese primer torneo marcó claramente la visión deportiva y de valores que me hacen tener por el juego en estos momentos de mi carrera.
Algo que sí recuerdo bastante bien es que en la última ronda tenía chances de ganar el Sub 14 si se daban algunos resultados. Faltaban unas cuantas horas para la última ronda y yo me encontraba viendo el pareo y recuerdo claramente quién era mi rival y no era una partida sencilla pues era un jugador de tercera categoría! De más de 1600 de elo para la época. Como todo niño pues siempre activo caminaba y caminaba y sin querer me acerque a dos jugadores que les tocaba en la última ronda y recuerdo cómo hablaban muy directamente cosas como, “Mira si yo gano quedo primero en segunda y ya ahi partimos 60-40”, llevaba poco tiempo en la liga y pues no le preste mucha atención a esto, decidi alejarme y caminar un poco mas y me encontre otro par de jugadores con una conversación similar, “Parece que esto es normal”...Pensé, decidí ir al baño y me encontré otros dos jugadores haciendo lo mismo, subí a la biblioteca y estaban un compañero de entrenamiento e hizo lo mismo con alguien más así que yo con 12 años y la inocencia que me caracterizaba para ese entonces pensaba que eso era hasta legal…
Mi partida empezaba, una siciliana se presentaba en el tablero mi apertura principal en aquella época gracias a las partidas que veía en la revista de alfil dama si no estoy mal mi partida modelo siempre fue una de Judit Polgar. Salimos rápidamente de la apertura y justo unas jugadas después cometí un error que me dejó perdido al instante con una torre de menos. Estaba a punto de resignarme cuando me “iluminé” pues pensé… “Y qué tal si hago lo mismo que vi antes de empezar la ronda?”. Así fue como empecé a mirar fijamente a mi rival hasta llamar su atención y sin ningún pudor pues había visto como el resto de jugadores lo hacían, le dije que habláramos un momento y lo hice parar de la mesa y nos movimos al pasillo principal y le ofrecí que me diera el punto y yo le daba el 40% del premio, practicamente lo hice al ojo de todos, 5 minutos mas tarde yo había ganado con Td1 dándole mate del pasillo! Después de tener la torre de menos. Los resultados no se dieron y no pude ganar la premiación en sub 14. Empezaba la premiación y para mi sorpresa me había ganado en la categoría de novatos el 3er o 4to puesto y eran 25 mil COP para ese tiempo en 2001 una fortuna para un niño. Mientras caminaba después de recibir mi premio me encontré a mi rival, y sin dudarlo saqué el billete de 10.000 y se lo dí, probablemente delante de todos. Lo curioso es que no me pasó nada…
Los días pasaron y mi madre recibió una llamada de la liga pidiendo una reunión al día siguiente después del trabajo. Realmente pensábamos que era una reunión general para padres y deportistas pero para nuestra sorpresa eramos solo 4 personas, mi entrenador de esa época Maestro Fide Mauricio Ríos y el director ejecutivo el MI Raul Henao. El tema de la reunión era para hablar de lo que había hecho en la última ronda y concientizarse de que estaba mal, no recuerdo si me puse a llorar pero seguramente lo hice hahaha. Hoy en día agradezco infinitamente la iniciativa que tuvieron para citar la reunión, por que sin miedo a equivocarme muchos talentos colombianos quedan en el camino teniendo el potencial para llegar más lejos por este tipo de prácticas, muchas veces influenciadas por experiencias naturales como me sucedió a mi o por que muchas veces no tienen la guía adecuada. Gracias a ellos tuve la oportunidad de no ser uno de esos talentos desperdiciados.
Colorín colorado otro cuento se acabó sin antes mencionar que cada vez que veo en mi cédula 1.65cm agradezco haberme bajado en la estación Prado y no Universidad, bueno honestamente el señor gordito tiene todo el mérito.