El ajedrez es un deporte maravilloso que requiere del desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales, sociales y físicas. El ajedrez no es solo una competencia por el triunfo, sino también una forma de expresarnos, de comunicarnos y de educarnos. El deporte ciencia nos enseña valores como la honestidad, la disciplina y el respeto. Es una actividad de damas y de caballeros.
Sin embargo, a veces olvidamos estos valores y nos dejamos llevar por el afán de ganar a toda costa, sin importar los medios que utilicemos. Nos convertimos en personas que buscan ser “el más astuto”, sin importar que pasemos por encima de los demás. Que aprovechan cualquier oportunidad para sacar ventaja, que recurren a la trampa para obtener beneficios. Nos justificamos diciendo que es parte de la estrategia o la táctica, que es el juego del más listo, que el "vivo vive del bobo", que todos lo hacen, que el fin justifica los medios. Pero al final trampa es trampa. Esta no lleva a nada bueno; nos hace perder la confianza en nosotros mismos y en los demás; nos afecta el carácter; nos aleja de la esencia del deporte, que es el juego limpio, el respeto a las reglas y a los rivales, el reconocimiento del mérito y el esfuerzo; nos hace perder la dignidad y el honor; nos lleva a reevaluar si de verdad “Gens una sumus”, a veces pareciera que no es así.
No enseñemos a nuestros deportistas a actuar de mala fé, enseñémosle a ser personas íntegras. personas que actuen con ética, con principios, con coherencia; que se sientan orgullosas de lo que hace y de cómo lo hacen; que saben que el verdadero éxito no se mide por el resultado, sino por el camino recorrido; personas que contribuyan al desarrollo del deporte y de la sociedad. Es posible que para muchos de nosotros aplique la frase: “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, también es posible que a muchos se nos haya “dañado la mente” al encontrarnos próximos a ganar algo importante. Donde la posibilidad de arreglo esta “servida”, pero es ahí donde debe primar la consciencia del juego limpio. Un asunto complejo, pero que con el tiempo nos vamos acostumbrando a que es mucho mejor cuando se gana por mérito. Nunca es tarde para enderezar el camino, claramente no se limpiará del todo el honor, pero podremos contribuir en la formación de las nuevas generaciones.
Algunas observaciones finales.
-Dejemos de normalizar el arreglo de partidas, la compra y venta de puntos, perder a propósito, el buscarle fallas al reglamento para justificar el juego sucio. Como mencioné anteriormente, por donde se le mire trampa es trampa. De los engaños durante las partidas, con ayudas de humanos o de herramientas tecnológicas ya se ha escrito mucho, pero obviamente no tienen ningún sentido y estan amenazando el honor de nuestro deporte.
- No nos justifiquemos con la trampa que se haga en otros deportes. Ni con lo que hagan otras personas, hagamos la diferencia. Preocupémonos por hacer las cosas bien nosotros mismos, el juego limpio no es una competencia de quien actuó peor.
-Actuemos siempre bien sin importar si nos están viendo o no. hagamozlo por principios.
- No se trata de buscar si el que me juzga también tiene pecado, y exponerlo públicamente para de esa forma amortiguar el mío. Se trata de tener coraje, asumir las malas acciones, y mejorar.
- Muchos queremos que nuestro deporte haga parte del programa de los juegos olímpicos, pero si seguimos normalizando el juego sucio no tendremos oportunidad, primero debemos ganarnos el respeto como verdaderos deportistas. “El Olimpismo es una filosofía de la vida, que exalta y combina en un conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la formación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales”. Carta Olímpica, 2004
El ajedrez es un deporte que, tras siglos de historia, aún conserva la magia que logra atrapar, en un mundo de posibilidades, a dos rivales que se enfrentan no solo por la victoria sino tambien por el honor. Lotero, 2022