Resumen: En este trabajo se profundiza sobre el procesamiento de la información en el ajedrecista, el cual va desde la sensación y percepción del tablero y sus piezas en una posición de juego, hasta la selección de la jugada que considera correcta para continuar; la calidad de este último paso depende por completo de la correcta implementación de los pasos anteriores, ya que cada uno de ellos está directamente conectado con los demás. Para este trabajo se hace un especial énfasis en el paso de toma de decisiones, analizando sus componentes y proponiendo una escala que podría facilitar su comprensión y posterior ejecución.
Palabras claves: Toma de decisiones, ajedrez, algoritmos, cognición
Introducción
En el ajedrez existe un procedimiento general para escoger y realizar las mejores jugadas en cualquier posición presentada durante una partida, el cual consta de tres pasos generales: El primero consiste en una completa evaluación posicional, entendida por Gude, (2005a, p.73) como el “dictamen, valoración o enjuiciamiento de una posición, en base a una serie de factores que permiten interpretarla”. El segundo paso consiste en la elaboración de un plan de juego, definido por el mismo Gude (2005a, p. 140) “como el proyecto que el jugador traza acerca de las acciones que debe emprender para lograr sus objetivos”. Asimismo Hansen, (2005, p. 11) añade que “el ajedrez no es cuestión de un plan, sino de una serie de planes consecutivos”. En el mundo ajedrecístico la palabra plan y la palabra estrategia son comúnmente relacionadas, Hansen, (2005, p. 8) dice que “si les pedimos a un centenar de jugadores de ajedrez que expliquen el término estrategia ajedrecística, creo que la palabra plan será incluida en la mayoría de las explicaciones. El tercer paso consiste en ejecutar el plan, trabajo que para Euwe, (1973, p.8) “compete a la táctica”, la cual según Gude (2005b, p. 19) “podemos considerarla, además del arte de tramar o planificar secuencias de jugadas, el arte del análisis y del cálculo”.
Citando a Kotov (1982, p. 137) en su libro piense como un gran maestro, una de las principales obras de la literatura especializada en ajedrez, “usted ve un objetivo concreto, planea como conseguir ese objetivo, lleva a cabo el plan y luego repite todo el proceso una y otra vez durante toda la partida”.
En términos generales el procedimiento anterior no tiene ningún problema, ya que si se emplea correctamente es posible que el deportista realice la mejor jugada para cada posición presentada. La complejidad del asunto radica en que todos los deportistas no logran manejar a la perfección dicho procedimiento, pues cada paso involucrado en él, necesita de un buen proceso de aprendizaje y de entrenamiento para llegar a ser automatizado, además de ello se requiere de la capacidad para conectar correctamente los tres pasos, de tal manera que lo evaluado en el primero sea consecuente con lo calculado en el último, evitando así que se terminen realizando jugadas que no tengan nada que ver con lo que realmente se está necesitando en la posición.
Otro aspecto por el cual los deportistas no logran ejecutar correctamente el procedimiento de toma de decisiones, es que la mayoría de ellos se encasillan en su “estilo de juego”, restándole objetividad a las jugadas realizadas. Muchos pretenden realizar maniobras combinativas todo el tiempo, otros ejecutar maniobras posicionales, hay quienes creen que siempre se puede atacar o que siempre se pueden defender y dichas preferencias son las causantes de tantas derrotas en las competencias. Cada posición tiene una forma correcta de jugarse y por mucho que un deportista quiera forzarla a su estilo preferido, la mayoría de las veces le será imposible realizarlo sin deteriorar significativamente su situación de juego.
La falta de un proceso sistematizado de toma de decisiones podría ocasionar un gasto energético mayor en los deportistas, puesto que, al no tener un orden claro en la estructura de pensamiento, deben invertir un gran esfuerzo en tratar de encontrar las mejores ideas y comprobar que lo que han pensado sea lo correcto, repasando una y otra vez su proceso, lo que además podría generar incertidumbre y falta de autoconfianza, el cual según Muñoz (2015, p. 57), “genera más fatiga que la evaluación posicional”, y por esta razón es de gran importancia realizar de la mejor manera posible los pasos previos a este, evitando a toda costa invertir las valiosas reservas de energía en ideas que quizás sean incorrectas.
Conforme a lo mencionado se plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo podría facilitarse la conexión de los pasos en el proceso de toma de decisiones en el ajedrez?
Por lo anterior, la profundización en el estudio del procesamiento de información en el ajedrecista es un asunto fundamental para la comprensión del mecanismo utilizado en el proceso de toma de decisiones, el cual es sumamente importante para efectuar los mejores movimientos durante una partida de ajedrez. Asimismo, por medio de la creación de una nueva metodología para la toma de decisiones en el ajedrez se aportará y se apoyarán futuras investigaciones sobre el tema en distintos campos del saber cómo son la psicología y la neurociencia, pero además serán un pilar, una piedra angular de la pedagogía y el entrenamiento del ajedrez; el que permitirá tener gran relevancia en el conocimiento del proceso de toma de decisiones en el ajedrez y al no encontrarse estudios que aborden profundamente el tema, es de gran importancia realizar aportes que sumen a su investigación, comprensión y posterior creación de metodologías que faciliten el desarrollo del nivel de los ajedrecistas.
En conclusión, con este trabajo se pretende beneficiar a toda la población ajedrecística, especialmente a formadores y entrenadores quienes contarán con nuevas herramientas pedagógicas para enseñar y entrenar la toma de decisiones, tema que para muchas personas suele ser muy complejo debido a la gran cantidad de situaciones de juego que se pueden presentar en una partida de ajedrez. Aportando no sólo a los componentes teórico y táctico, sino también al desarrollo de la teoría del componente físico el cual tiene como uno de sus principales objetivos: contribuir a que el deportista llegue con una mayor reserva de energía a las competencias principales, y si por medio de la optimización de los procesos cognitivos en el componente táctico se logra ahorrar energía, los deportistas también podrían incrementar su rendimiento y sostenerlo durante más tiempo.