El día en que se anunció que sería galardonado con el prestigioso Premio Dronacharya, la mente de RB Ramesh se remontó a 2008, cuando el hombre conocido por sus jugadas calculadas en las 64 casillas tomó una serie de decisiones arriesgadas que podían alterar el curso de su vida.
Por aquel entonces, Ramesh, de 32 años, era uno de los mejores ajedrecistas del país, y se había convertido en Gran Maestro hacía sólo cuatro años. Pero su amor por el entrenamiento le hizo tomar una decisión inusual: dejar su trabajo en la Indian Oil Corporation (IOCL) y retirarse del deporte para dedicarse a tiempo completo a entrenar ajedrez.
"Dejar mi trabajo fue una decisión muy arriesgada. También dejé mi carrera como jugador cuando era campeón de la Commonwealth. Ahora, en retrospectiva, me siento muy feliz y orgulloso de haber tomado esas dos decisiones", declaró Ramesh a The Indian Express el miércoles. "En aquel momento, me interesaba más entrenar. Sentía que podía contribuir más como entrenador que como jugador. Ya estaba trabajando con algunos jugadores que habían mejorado mucho en poco tiempo. Eso me dio confianza para meterme de lleno".
Sin embargo, hacer essto tuvo enormes repercusiones económicas. Ramesh no sólo renunciaba a unos ingresos estables, sino que además tenía un préstamo de vivienda que debía devolver de su bolsillo antes de poder ser relevado de la organización.
"Por aquel entonces, nuestra familia dependía de mi sueldo. No había garantías de que tuviera suficientes estudiantes y de que fuera una forma sostenible de ganar dinero a largo plazo. Quizá durante unos años funcionara, pero a la larga podría no funcionar. Muchos de mis amigos ajedrecistas me lo desaconsejaron. No les parecía una buena decisión. Me pedían que no lo hiciera", afirma.
Pero fue su esposa Aarthie Ramaswamy (a la que había entrenado en un momento de su carrera hasta conseguir el título femenino sub-18 en el Campeonato Mundial Juvenil de 1999) quien le apoyó para que persiguiera su sueño. Así nació la academia Chess Gurukul. De la academia de Chennai han salido muchos ajedrecistas de talento, entre los que destacan R Praggnanandhaa, Vaishali Rameshbabu y Aravindh Chithambaram.
"Mi esposa Aarthie asumió toda la responsabilidad (financiera) para que yo pudiera centrarme tranquilamente en mi carrera como entrenador de ajedrez. Así que muchas gracias a ella. Por aquel entonces, yo no tenía ingresos estables para sacar adelante a la familia. Teníamos que pedir préstamos a familiares y demás. No fue fácil. Pero ella creía en mis capacidades", afirma Ramesh.
Forjar las carreras de Pragg y Vaishali es uno de los tres mayores logros de Ramesh como entrenador.
"Ganar la medalla de bronce para el ajedrez indio en la Olimpiada de Ajedrez -la primera vez que India ganaba en la prestigiosa competición por equipos- está sin duda entre los tres mejores. Por aquel entonces ni siquiera estábamos entre los 10 primeros cabezas de serie. No éramos favoritos en absoluto.
"Luego, en 2015, en el Campeonato Mundial Juvenil de Ajedrez, los indios ganaron cinco medallas de oro, y los cinco jugadores procedían de nuestra academia. Eso también me llenó de orgullo", añadió.
El gran maestro holandés Anish Giri le llamó una vez en Twitter "Maestro Shifu del equipo indio de ajedrez", apodo del popular personaje de la superproducción animada de Hollywood Kung Fu Panda.
El apodo se le quedó, e incluso llegó a su cuenta de Instagram. Al igual que el ficticio Maestro Shifu, Ramesh considera que su papel va más allá de ser un entrenador de ajedrez y un coach de vida.
"El señor Ramesh es más que un entrenador para mis dos hijos. Es un guía. Es un filósofo (para los jugadores)", declaró recientemente Rameshbabu, padre de Pragg y Vaishali, a The Indian Express.
"Suelo educar a los niños en mi academia para que no se vuelvan adictos a las redes sociales o, básicamente, a tener una vida con demasiado entretenimiento. Básicamente les enseño a tener un propósito y a tomárselo como un largo viaje. Ese es el tipo de filosofía que intento inculcar a mis alumnos", afirma Ramesh.