Desde que ganó la primera medalla de oro individual del país en la Olimpiada de Ajedrez de 1990 en Novi Sad, el Gran Maestro Dibyendu Barua ha señalado a menudo el desprecio del Gobierno por la medalla y la falta de reconocimiento del esfuerzo. Claramente le dolió explicar repetidamente la importancia de la medalla, y luego suplicar a los funcionarios de los ministerios de deportes de la Unión y del Estado que valoren el esfuerzo.
Hoy, incluso 32 años después de su esfuerzo por ganar el oro, el tinte de tristeza sigue incrustado en su corazón. "Si el ajedrez no es un deporte olímpico, ¿es culpa de los jugadores? ¿Por qué el Gobierno no puede reconocer las actuaciones que ganan medallas en la Olimpiada de Ajedrez? Con la participación de más de 180 países, uno puede imaginar el reto que supone ganar una medalla".
La puntuación de Barua, de 8,5 puntos en 11 partidas invictas, fue decisiva para que India terminara en un meritorio 10º puesto en la sección abierta. Este fue el mejor resultado del país hasta el año 2000, cuando ocupó el octavo puesto.
En aquella época, India no era la fuerza que es hoy en el ajedrez mundial. Anand era el único Gran Maestro y Barua buscaba su segunda norma de GM, que por cierto le llegó tras su actuación que hizo época.
Barua ganó seis partidas y empató cinco para llevarse la medalla de oro individual en el segundo tablero. Anand se enfrentó a la competencia en el primer tablero y terminó con cinco victorias, cinco empates y dos derrotas. En aquella época, la Olimpiada se jugaba a 14 rondas, a diferencia de las 11 actuales.
Recordando su mejor actuación en siete participaciones en la Olimpiada, Barua sitúa su victoria sobre el inglés Michael Adams (en la sexta ronda) como la mejor.
"Creo que se vio sorprendido por mis líneas de apertura poco ortodoxas y después no pudo librarse de un jaque mate. Adams tenía 100 puntos más de valoración y era el claro favorito. Por eso, ganarle (en 64 movimientos) me hizo muy feliz", dice Barua, con una puntuación de 2490 en aquel momento.
Aunque Barua ganó y Anand empató, Inglaterra se impuso a costa de D. V. Prasad y Sudhakar Babu en los tableros inferiores.
"Otras dos buenas victorias llegaron contra el islandés Mergeir Petursson y el sueco Ferdinand Hellers, ambos con piezas blancas. Estos jugadores tenían una puntuación de más de 2500 y eso aumentó mi confianza".
Barua recuerda cómo estuvo a punto de no jugar la última ronda contra Checoslovaquia. "Al principio, pensé que al no jugar iba a ganar el oro de todas formas. Pero antes del encuentro, creo que el capitán de Estados Unidos se dirigió a nuestro capitán de equipo y le pidió que Anand y yo jugáramos la ronda final, ya que una victoria india mejoraba sus perspectivas de medalla. No recuerdo exactamente cuál era el escenario entonces. Pero jugué y empaté contra Jan Smejkal (clasificado 2545) después de 44 movimientos".
Con la 44ª Olimpiada a la vuelta de la esquina y la India preparada para acoger su primera, Barua afirma: "Siempre me ha gustado jugar las Olimpiadas. Incluso ahora, me siento parte del equipo".
La sonrisa infantil y traviesa de Barua en este punto refleja adecuadamente las emociones que hay detrás de sus palabras. Tuvieron que pasar otros 24 años para que la fraternidad ajedrecística india pudiera celebrar otro oro individual.
Padmini Rout, elegida como reserva, logró siete victorias y se llevó el oro con una estupenda actuación de 7,5 puntos en ocho rondas en la 41ª Olimpiada de Tromso (Noruega) en 2014.
"Aquella fue mi mejor actuación", afirma Padmini con efusividad. "Recuerdo que cada vez conseguía buenas posiciones y los resultados eran de mi agrado".
Clasificada en el puesto 2318, Padmini se enfrentó a todas las rivales de menor categoría y estampó su autoridad tomándose su tiempo. Como dato, ganó cinco partidas con piezas blancas y dos con negras.
Hay que recordar que el esfuerzo individual de Padmini quedó en cierto modo relegado a un segundo plano, ya que los hombres indios regresaron con una medalla de bronce, ¡la primera para el país en la Olimpiada de Ajedrez!
En las ocho partidas en las que participó Padmini, India ganó cinco, empató dos y sólo perdió contra Serbia.
Aunque su victoria en la primera ronda sobre la neozelandesa Nicole Tsoi, de baja clasificación, se produjo en sólo 28 movimientos, Padmini tuvo que dar lo mejor de sí misma en 80 movimientos para derrotar a la kazaja Madina Davetsbaeva, con una clasificación de 2289. Esta también resultó ser la rival más dura a la que se enfrentó Padmini en su campaña.
"Fue una partida dura en la que tuve que encontrar la manera de detener sus dos peones pasados conectados con mi caballo y promover mi único peón con la ayuda de mi rey", recuerda la ex campeona nacional.
Las siguientes cuatro victorias de Padmini se repartieron en 50 jugadas y la colocaron firmemente en el camino hacia la medalla.
La victoria en la quinta ronda sobre la austriaca Elisabeth Hapala se produjo en 55 movimientos, cinco menos de los que Padmini necesitó para vencer a la española Yudania Hernández Estévez con piezas negras en la sexta ronda.
De nuevo, jugando con piezas blancas contra la maestra internacional holandesa Tea Lanchava, Padmini salió victoriosa en 53 movimientos en la séptima ronda. A continuación, Padmini se sentó detrás de las piezas negras contra la indonesia Ummi Fisabilillah y ganó en 50 movimientos.
"Fue una buena racha y eso dio mucha alegría al equipo", recuerda Padmini.
Fue la victoria en la décima ronda, en 40 movimientos, sobre la suiza Laura Stoeri la que aseguró el oro, siempre que Padmini no perdiera la siguiente ronda. Sabiamente, Padmini se mantuvo al margen y se adjudicó el oro.
"Sí. Me llevé una baja en la última ronda (contra Rumanía), en la que empatamos 2-2 por el 10º puesto. Me alegré de contribuir a la causa del equipo. Pero ganar el oro sigue siendo un momento muy especial en mi vida", concluye la única medallista de oro del país en la sección femenina.