Hikaru Nakamura, número dos del mundo con un rating de 2807, decidió competir en el Campeonato Estatal de Louisiana 2025, un torneo abierto de siete rondas disputado entre el 30 de agosto y el 1 de septiembre. Con ritmo clásico de 90 minutos más 30 segundos de incremento y una bolsa de premios de $3,000, el evento no parecía diseñado para figuras de su calibre. Pero su participación no fue casual: al parecer fue estratégica.
Se dice que Nakamura necesitaba mantener su rating activo para cumplir con los requisitos técnicos rumbo al Torneo de Candidatos 2026. Louisiana pudo ser, en ese sentido, una jugada institucional. Pero también fue una jugada que implicó riesgo real.
La grieta en la burbuja
Una crítica recurrente, incluso entre jugadores titulados, es que los grandes maestros de élite compiten casi exclusivamente entre ellos, en circuitos cerrados que los mantienen alejados del resto de los jugadores. Se habla de una “burbuja de cristal” donde el riesgo está controlado y el contacto con el circuito abierto es mínimo.
Sin embargo, esta crítica convive con una realidad que también merece ser entendida. Los jugadores de élite han invertido años de preparación, sacrificios personales y recursos para alcanzar ese nivel. Es en esos torneos cerrados donde pueden vivir como profesionales, acceder a mejores premios, ser invitados a eventos prestigiosos y asegurar estabilidad para ellos y sus familias. Criticar es fácil; comprender el contexto, más difícil.
La decisión de Nakamura rompe momentáneamente esa lógica. Al inscribirse en un torneo abierto, se integra con jugadores que no figuran en los tops internacionales y se expone a un entorno donde cualquier error puede costar caro. Bueno, realmente las probabilidades de perder son de apróximadamente un 1%, pero ahí están, como lo mencioné hace unos años en el artículo: La objetividad en los resultados de competencia parte 1. Y en un evento de este tipo, basta una jugada imprecisa para que ese 1% se materialice. Quizás solo quería divertirse un rato jugando al ajedrez sin importar el nivel de sus rivales o quizas no lo hizo por romanticismo, sino por estrategia. De igual forma, el efecto fue el mismo: por unos días, el Olimpo bajó al tablero y los mortales lo agradecemos.
Otro jugador que ha sabido asumir ese riesgo es Arjun Erigaisi, a quien hemos visto con nervios de acero enfrentando torneos abiertos de modalidad clásica, donde también arriesgó su Elo sin garantías, principalmente en su etapa de ascenso a la élite mundial.
Riesgo competitivo: Elo en juego, sin margen de error
En torneos abiertos, el sistema suizo puede emparejar a un jugador de élite con rivales muy por debajo en ranking. Aunque la diferencia técnica es clara, el riesgo existe. Un error táctico, una omisión en apuros de tiempo, y el impacto sobre el Elo, y sobre el prestigio del jugador, puede ser inmediato. Nakamura ganó todas sus partidas, pero cada ronda fue una exposición directa: sin privilegios, sin margen.
Además, en la actualidad existen muchos jugadores de bajo rating, incluso sin rating oficial, que tienen nivel de maestro, como es el caso de varios juveniles de la India. Esto ocurre en muchos paises a nivel global, donde el acceso a tecnología, plataformas de entrenamiento y excelentes rivales internacionales ha democratizado el conocimiento. Hoy, cualquier jugador desde cualquier rincón del mundo puede entrenar con motores, estudiar partidas de élite y enfrentarse en línea a grandes maestros. En un torneo abierto, te puede tocar un rival mal calibrado que, sin aviso, te absorba el Elo.
El rendimiento de Nakamura fue impecable: siete victorias en siete partidas, con una performance rating de 2874 y un incremento de +4.8 puntos de Elo. Pero el riesgo estuvo presente en cada jugada.
Los rivales que enfrentaron al titán
Aquí están los nombres de quienes compartieron tablero con Nakamura. Para ellos, fue una oportunidad única: jugar contra uno de los mejores del mundo en condiciones reales, con Elo en juego.
Harry James (1563, Estados Unidos)
Mitchell Costanza (1812, Estados Unidos)
Nahum Villamil (1933, Colombia)
Ralph Tan (2224, Estados Unidos)
Mark Schulingkamp (2088, Estados Unidos)
Nicholas Matta (FM, 2250, Estados Unidos)
Charles Campbell (2138, Nigeria)
La ronda final fue especialmente destacada. En ella, Nakamura apretó posicionalmete al rival en un final de caballo contra alfil malo y lo dejó sin opciones cerrando el torneo con una demostración técnica que ya circula como material de estudio.
Una historia para contar
Para los siete rivales que lo enfrentaron, el resultado fue secundario. Lo que importa es la experiencia. Haber jugado contra uno de los mejores del mundo en una partida oficial, con Elo en juego, es el tipo de historia que se cuenta a los nietos. No como una fantasía, sino como un hecho. “Yo jugué contra Nakamura en Louisiana”, dirán. Y esa frase, por sí sola, vale más que cualquier trofeo.
Quisiera cerrar con un ejemplo que encarna lo que representa para nosotros, los aficionados, tener la oportunidad de enfrentar a una leyenda como Nakamura. Comparto a continuación las palabras de mi compatriota Nahum Villamil, quien tuvo el privilegio de enfrentarlo en la tercera ronda y plasmó en su muro de Facebook un sentir que nos representa a muchos:
" Fragmentos de New Orleans:
Me inscribí al torneo estatal de Louisiana porque aún me gusta el ajedrez y porque acá jugaron Paul Morphy y Carlos Torre Repetto, que le ganaron a todos antes de enloquecerse y dedicarse a otras cosas. Por azar, o porque quiere ser campeón del mundo, Hikaru Nakamura, el 2 del ranking mundial, se inscribió y nos tocó jugar en la tercera ronda. Supongo que algo así sintieron los internos que organizaron un torneo de fútbol en alguna cárcel paraguaya cuando vieron al otro equipo entrar con Ronaldinho de refuerzo. Un sueño. Digamos que el Nahum pequeño que vio la India de Rey contra Gelfand en el 2010 está feliz de haber intentado una". Nahum Villamil
FM FAIBER LOTERO
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Entrenador colombiano de ajedrez, entrenador de la liga de ajedrez de Bogotá, integrante del grupo de investigación GRICAFDE Universidad de Antioquia, especialista en entrenamiento deportivo, especialista en Psicología del deporte y la actividad física, licenciado en educación física y deportes, estudiante maestría en fisiología del ejercicio. diplomado en administración deportiva Comité Olímpico colombiano, diplomado en organización de grandes eventos deportivos Comité Olímpico,Instructor FIDE, Georgia 2018, escritor del libro la Planificación del capitán Olímpico de ajedrez. Entrenador de deportistas títulados.
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