El ajedrez es una actividad que nos permite desarrollarnos como deportistas y como personas. Para ello, necesitamos de la presencia de otros que nos retan, nos desafían, nos hacen mejorar. Estos son los rivales, una parte esencial de nuestro proceso de aprendizaje y crecimiento.
Los rivales son nuestros compañeros de viaje, los que comparten con nosotros la pasión por el deporte, los que nos acompañan en las victorias y en las derrotas, los que nos enseñan el valor del respeto, la humildad y la deportividad. No son nuestros enemigos, sino nuestros aliados, los que nos hacen mejores.
Son los que nos motivan a levantarnos temprano y trabajar duro, los que nos ponen a prueba, los que nos exigen lo mejor de nosotros mismos. Son los que nos hacen sentir vivos, los que nos hacen disfrutar del deporte, los que nos hacen soñar con alcanzar nuestras metas.
Estas personas merecen respeto, porque son los que nos dan la oportunidad de competir, de demostrar nuestro talento, de medirnos con ellos. Merecen respeto, porque son los que nos reconocen nuestro esfuerzo, nuestro mérito, nuestra dignidad. Merecen respeto, porque son los que nos hacen crecer como deportistas y como personas.
Debemos agradecerles, porque sin ellos no habría deporte, no habría reto, no habría progreso. Hay que agradecerles, porque nos hacen sentir orgullosos de nosotros mismos, de nuestro trabajo, de nuestro equipo. Hay que agradecerles, porque nos hacen vivir momentos inolvidables, de alegría, de emoción, de pasión.
Los rivales en el deporte son una parte fundamental de nuestra vida, de nuestra historia, de nuestra identidad. Son una fuente de inspiración, de motivación, de admiración. Son en definitiva, lo que le da sentido al deporte.
Hace unos días me reencontré con César Montoya y Victor fernández , dos excelentes entrenadores que durante mis primeros años de profesión, por allá entre el 2003 y el 2013, fueron dos de mis principales rivales. Dos tipos aguerridos, competitivos, carismáticos, sistemáticos, disciplinados, estudiosos. Que me toco sufrir cada fin de semana durante todos esos años.
César Augusto Montoya Diez, un excelente pedagogo, el entrenador que no se permite que ninguno de sus discípulos se aburra, no conozco a nadie con tantos recursos didácticos, mago, recreacionista, guía turístico, especialista en informática y juegos de video, etc. Hace magia en su profesión y es al que recomiendo cuando algún padre me pregunta como hacer para devolverle la alegría del ajedrez a su hijo, seguro trabajando con César la chispa se vuelve a encender. Pero no hay que dejarse engañar pensando que sus métodos poco ortodoxos son solo parte del deporte formativo o recreativo. César cuenta en su palmarés con campeones departamentales, nacionales e internacionales. Lo que demuestra que “el mejor método es al que usted le sirva”.
Víctor Antonio Fernández Ramírez. Un entrenador extremadamente competitivo. Con métodos propios y una disciplina envidiable. A quien le gusta tener en regla todo lo referente a la planificación, el seguimiento, el control y la evaluación de sus procesos de entrenamiento, “no le gusta dar puntada sin dedal”, Un tipo duro, bastante metódico que busca que todo en su trabajo sea cuantificable y además, un enamorado del entrenamiento que no tiene inconveniente en trabajar todo el día si es necesario para alcanzar los resultados en competencia. También con excelentes resultados a nivel local, nacional e internacional.
Con esta calidad de rivales, no me quedó más remedio que reinventarme cada día, levantarme temprano los siete días de la semana y no escatimar esfuerzos para buscar la forma de superarlos a ellos dos y a los demás colegas que nunca me la pusieron fácil en ninguno de las cientos de competencias que tuviemos la oportunidad de compartir en esos primeros pasos. No se como quedó el score final de medallas contra estos dos maestros, me late que fue un empate. Lo que si se es que tengo mucho que agradecerles, y aunque todavía me falta bastante para cumplir mis metas profesionales, estoy seguro de que este punto al que he llegado lo he logrado en parte a ellos dos y a todos los demás rivales que he tenido y sigo teniendo.
A todos ellos mis más sinceros agradecimientos...
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FM FAIBER LOTERO
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Entrenador colombiano de ajedrez, entrenador de la liga de ajedrez de Bogotá, integrante del grupo de investigación GRICAFDE Universidad de Antioquia, especialista en entrenamiento deportivo, especialista en Psicología del deporte y la actividad física, licenciado en educación física y deportes, estudiante maestría en fisiología del ejercicio. diplomado en administración deportiva Comité Olímpico colombiano, diplomado en organización de grandes eventos deportivos Comité Olímpico,Instructor FIDE, Georgia 2018, escritor del libro la Planificación del capitán Olímpico de ajedrez. Entrenador de deportistas títulados.
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