En un experimento reciente,ChatGPT de OpenAI perdió una partida de ajedrez contra la clásica consola Atari 2600, lanzada en 1977 y con solo 128 bytes de RAM. Este enfrentamiento fue organizado por el arquitecto de infraestructuras Robert Caruso, quien utilizó el juego Video Chess ejecutado en el emulador Stella para realizar la prueba. Su objetivo inicial era un simple entretenimiento nostálgico, pero terminó demostrando las limitaciones actuales de la inteligencia artificial en tareas que requieren memoria y estrategia estructurada.
Desde el comienzo de la partida, ChatGPT mostró errores graves en el manejo de piezas, confundiendo torres con alfiles y perdiendo la noción de la posición en el tablero. A pesar de que Caruso intentó facilitar el proceso ajustando la notación ajedrecística, la IA continuó fallando en movimientos elementales y tácticas básicas. El ingeniero explicó que ChatGPT repetidamente pedía "empezar de nuevo", asegurando que aprendería de sus errores, pero tras 90 minutos de juego no logró mejorar. Finalmente, Atari 2600 obtuvo una victoria clara.
Este experimento destaca un aspecto fundamental sobre los límites de la IA moderna. A diferencia de motores de ajedrez especializados como Stockfish, ChatGPT no tiene algoritmos diseñados para la evaluación estratégica de posiciones, sino que opera como un modelo de lenguaje. Aunque puede describir conceptos ajedrecísticos, su capacidad para jugar de manera coherente en partidas extendidas es limitada.
El resultado ha generado discusiones en comunidades tecnológicas y retro, con algunos analistas señalando que este tipo de experimentos ponen de manifiesto la importancia de los motores específicos frente a las IA generales. Caruso, quien detalló sus observaciones en LinkedIn, cerró la prueba con una referencia irónica al eslogan clásico de Atari:¿Has jugado hoy a Atari? ChatGPT preferiría que no lo hicieras".
Este curioso duelo entre tecnología retro y moderna ilustra cómo los avances en inteligencia artificial aún tienen áreas de mejora en la memoria operativa y el procesamiento de decisiones estratégicas, particularmente en juegos como el ajedrez. Aunque modelos como ChatGPT han revolucionado la comunicación, pruebas como esta muestran que en ciertos escenarios, incluso 128 bytes de memoria pueden superar a un sistema avanzado cuando se trata de tareas estructuradas.